Organizaciones de apoyo a la discapacidad acusan a Educación de no dar respuesta al alumnado con necesidades educativas especiales. Dicen que se le incrusta en las escuelas, pero no se le incluye
Maldigo la hora en la que firmé la modalidad de aula enclave». Lo decía hace unas semanas Raquel Fumero, la madre de Izam, el niño de seis años con un trastorno del espectro autista (TEA) escolarizado en un aula enclave en Santa Cruz de Tenerife que no puede permanecer en el centro después de comer por falta de un auxiliar educativo en horario de comedor. Raquel asegura que a su hijo «no se le está ayudando», sino que «se le dificulta su inclusión en la escuela».
Lleva un mes esperando a que la Consejería de Educación responda a sus escritos, llamadas y denuncias públicas y, «por fin» este lunes la recibirá el director general de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa, Gregorio Cabrera, que previsiblemente le dirá que no tiene una solución, que el de Izam es «un tema complejo» y que Educación «no tiene capacidad» para favorecer por sí sola la conciliación de las familias.
Pero ella y su caso no son el único, padres y madres de niños con TEA escolarizados en aulas enclave denuncian que los derechos de sus hijos «se vulneran sistemáticamente» y que muchas veces el trato a las familias es «inhumano», asegura Carmen Fernández, madre de un niño con TEA y presidenta de la asociación Autismo Sur, que da cobertura a los familiares del sur de Tenerife.
«Las aulas enclave y la inclusión del alumnado con cualquier discapacidad aparecen en toda la normativa, pero eso es una cosa y otra bien distinta es la realidad», sostienen los profesionales de la asociación Plena Inclusión Canarias que integra a 26 entidades de Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Aseguran que pese a que está en la normativa, «no hay ley ni decreto que recoja lo que tiene que ver con las aulas enclave más allá del currículo», que se limita a especificar que los niños con NEE se escolarizan en aula enclave, con horas de integración en su grupo de referencia para propiciar la inclusión, «pero es cada centro el que establece las medidas de atención a la diversidad» y cada centro, dice, «se acoge a los recursos con los que cuenta».
«Al fin y al cabo siempre hay diferencias» y denuncian que hasta hace nada los de aulas enclave «tenían un horario diferente y hasta accedían al colegio por una puerta diferente» al resto. Ahora no es tan distinto, comen separados, no se pueden quedar en el patio y van en un transporte diferente. «Eso es discriminar», dice Carmen Fernández. Dos casos por semana
La federación de entidades de apoyo a las personas con discapacidad intelectual y a sus familiares Plena Inclusión Canarias atiende «cada semana una media de dos casos de padres que denuncian la vulneración de los derechos de sus hijos e hijas» porque, según sostiene su orientadora educativa, «detalles que podrían parecer sin importancia etiquetan al alumnado como diferente».
Sin menospreciar el trabajo de los profesiones (maestros y maestras de apoyo y auxiliares educativos -uno y uno para cada grupo de cinco o seis niños), Plena Inclusión Canarias sostiene que las aulas enclave están «insertas» en los colegios ordinarios pero «no se propician las relaciones» de su alumnado con el resto, lo que les hace preguntarse «hasta qué punto son efectivas».
Carmen Fernández, de Autismo sur, lo tiene muy claro: «Priorizan el refuerzo de la autonomía personal, pero dan por hecho que no van a avanzar en el sistema educativo; muchas veces las aulas enclave -lamenta- parece campamentos de verano más que aulas educativas».
No obvia que hay niños con «necesidades muy altas» cuya incorporación a un aula ordinaria es complicado, pero denuncia que por sistema al alumnado de aulas enclave se le excluye de actividades escolares y se separa del resto.
El hijo de Albano de Alonso no tiene TEA, sino una parálisis cerebral y por esa causa no permitieron su escolarización en una escuela infantil. Su caso ha llegado a la Unión Europea, donde el jueves denunció que «en España y en Canarias el sistema educativo no es inclusivo». Asegura que las aulas enclave son «una especie de apartheid educativo encubierto». Difícil encaje
Las aulas enclave son unidades de escolarización en centros educativos ordinarios, en las que se proporciona respuesta educativa al alumnado con necesidades educativas especiales (NEE) con adaptación curricular para que puedan participar en actividades realizadas por el resto de escolares del centro. El director general de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa, Gregorio Cabrera, sostiene que «se intenta que la inclusión sea real y efectiva», pero reconoce que si bien «en algunos centros el alumnado está muy incorporado a la vida ordinaria del centro, hay otros en los que es más difícil».
Fuente: Canarias 7